El Pez y la Flecha. Revista de Investigaciones Literarias

DOI: 10.25009/pyfril.v3i7.118

Sección Flecha

Vol. 3, núm. 7, septiembre-diciembre 2023

Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias, Universidad Veracruzana

ISSN: 2954-3843

El motivo de la transformación en la narrativa de tradición oral de la frontera entre México y Guatemala1

The Motif for the Transformation in the Oral Tradition Narrative of the Border Between Mexico and Guatemala

Luis Rodas Suáreza 0009-0005-4441-6539 a

aUniversidad Veracruzana, México, luis.rodas@colsan.edu.mx

Resumen:

Este trabajo tiene como finalidad presentar algunas de las distintas configuraciones, usos y funciones del motivo de la transformación presentes en la narrativa de tradición oral de una región fronteriza entre México y Guatemala. Las leyendas y los cuentos que se analizan fueron recogidos en comunidades asentadas entre los volcanes Tacaná y Tajumulco. El análisis que aquí se presenta se realiza desde la perspectiva de la literatura de tradición oral, en la observación de las unidades que conforman los niveles de articulación del relato, poniendo énfasis en el motivo, es decir, en la unidad narrativa mínima de significación. A su vez, este artículo da un breve asomo a la riqueza de la tradición oral de la región fronteriza y la manera en cómo articula sus relatos.

Palabras clave: literatura de tradición oral; motivo; transformación; cuentos; leyendas.

Abstract:

The purpose of his paper is to present the different configurations and functions of the transformation’s motif present in the oral tradition narrative of a border region between Mexico and Guatemala. The legends and fairytales that are analyzed were collected in communities between the Tacaná and Tajumulco volcanoes. The analysis presented here is carried out from the perspective of oral tradition literature, in the observation of the units that make up the levels of articulation of the stories, emphasizing the motif, that is, the minimum narrative unit of significance. Likewise, this article gives a glimpse of the richness of the oral tradition of the border region and the way in which it articulates its stories.

Keywords: literature of oral tradition; motif; transformation; fairytales; legends.

Recibido: 24 de febrero de 2023

Dictaminado: 24 de febrero de 2023

Aceptado: 20 de junio de 2023

La transformación o transmutación es uno de los motivos que más ha inquietado a la humanidad. Y uno de los más persistentes en la literatura universal es, precisamente, la transformación del humano en animal. Y lo interesante de ello es dilucidar sus distintas causas y, derivado de ello, sus propósitos. Así, este trabajo tiene por objetivo atender algunos de los elementos que circundan el motivo de la transformación o transmutación en cuentos y leyendas de la tradición oral de comunidades pertenecientes a una región entre México y Guatemala, específicamente entre los volcanes Tacaná y Tajumulco, con el fin de intentar acercarse a sus diversos funcionamientos, tratamientos y significados dentro de la tradición de estos lugares. Los relatos que aquí se analizan fueron recopilados en diversos trabajos de campo realizados por mí entre 2018 y 2020, en comunidades de los municipios de Tuxtla Chico, Cacahoatán y Unión Juárez, de lado de Chiapas, México; de los municipios de El Tumbador y de San José El Rodeo, pertenecientes al departamento de San Marcos, Guatemala.

Vale aclarar que entiendo el “motivo” como la unidad narrativa más pequeña de significación, la cual se halla, según los niveles de articulación del relato,2 en relación con la intriga y la fábula, es decir, la relación entre los planos del discurso-intriga/fábula, donde la fábula se define como el ordenamiento lógico causal de las unidades narrativas y la intriga es la expresión del contenido fabulístico (González, 1990, p. 100).3 Ahora bien, es importante recalcar que los motivos están en estrecho vínculo con la manera en cómo están enunciados –lo que atañe al plano del discurso. Más allá de la obviedad, lo menciono porque esta característica hace posible su apertura y, por tanto, que las variantes proyecten diversas funciones y significados. Con ello, los motivos conservan y expresan en la cadena sintagmática un significado, “que se localiza a un nivel más profundo de la narración (el plano de la fábula)” (p. 91), de tal manera que, dado su carácter autónomo, pueden cambiar de cadena sintagmática, formando parte de otro contenido fabulístico, permitiendo así que un mismo motivo sea expresado en distintos relatos, adquiriendo diferentes funciones y significados. Para llegar a ello, es pertinente, entonces, observar las causas y efectos de cada motivo en relación con el contenido fabulístico. Esto tiene, por consecuencia, que el motivo tenga una característica heterogénea, es decir, que dependerá dónde y cómo se halle para cumplir determinada función.4

1.1 El motivo de la transformación

Según el Diccionario de Lengua Española, el término “transformación” es la acción y efecto de “hacer cambiar de forma a alguien o algo o transmutar en otra cosa (dle, s.v. “transformar”). Este concepto suele asociarse o usarse como sinónimo de “transmutación”, “mutación”, “transfiguración”, “conversión”; también como sustantivos de derivación no verbal, como “metamorfosis”. En este sentido, otro término que interesa aquí es el de “forma”, definido como “la configuración externa de algo” (dle, s.v. “forma”), del latín forma: “figura, imagen, configuración” (Corominas, 1987, p. 28).

En las leyendas del corpus que tratan de la relación del ser humano con lo sobrenatural, el hecho de transformarse en animal cumple distintos propósitos –ya sea robar, castigar o hacer maldades– y la transformación es, precisamente, el elemento sobrenatural que irrumpe en la vida cotidiana, mientras que en los cuentos maravillosos este motivo es parte del mundo fabulado, por lo que no suele causar extrañeza –acaso asombro o maravilla– la transformación ni en los personajes ni en el receptor. Los personajes se pueden convertir en animales para sortear obstáculos y cumplir sus metas. Es un don que reciben por parte del reino animal, como agradecimiento por haberlos ayudado.

Precisamente, en las leyendas es común hallar, en muchas tradiciones de México y Centroamérica, el tema del nahualismo, el cual se ha estudiado con abundancia. López Austin (1996) menciona que el nombre de nahualli “se daba en la antigüedad tanto al mago como a la forma que tomaba”; y las formas que el nahualli tomaba son descritas como fuegos o como animal, en ocasiones de apariencia anormal (pp. 419-420). Ya para entrar en contexto con la región que aquí se estudia, se puede decir que entre los quichés de Quetzaltenango, según Saler, el término “nagual” tiene cinco categorías:/p>

1. Afinidad que existe entre un ser humano y un animal viviente único. Los destinos de ambos están ligados, y si el nagual es un animal poderoso, la persona será brava y fuerte. Si el animal es herido o muerto, la persona puede sufrir el daño. 2. El signo del zodíaco en el que ha nacido el niño. El signo determina el carácter o las atribuciones físicas del ser humano: si es Taurus, por ejemplo, el niño será fuerte. 3. El día en que nació una persona dentro del calendario maya-quiché de 260 días. La influencia del día aparece tanto en interpretaciones simplistas, populares como en la de especialistas en el Calendario Quiché. Según estos últimos son importantes tanto el signo como el numeral. 4. El santo patrono de cada pueblo, que es nagual del pueblo. 5. La esencia espiritual de la Tierra (como se cita en López Austin, 1996, pp. 416-417).

El hecho de que el ser humano esté vinculado a los animales y compartan, por así decir, una misma esencia tal vez tenga que ver con la idea generalizada de que todo fue creado, en un inicio, por una misma fuerza –Dios, un padre y una madre divinos, el Big Bang, etc.–, un hilo cosmogónico que une las existencias, donde probablemente lo que se encuentre más cerca del humano sea el animal. Sirva de ejemplo para esto la infinidad de relatos míticos que hablan de la transformación. En la región del Soconusco, Carlos Navarrete (1966) recopiló uno de estos relatos, donde se puede hallar el vínculo esencial del ser humano con los animales, precisamente mediante la transformación, que, a su vez, resulta en una creación. Se cuenta que el mundo comenzó con una erupción, seguramente del volcán Tacaná:

Entonces habló Dios. Pero no lo hizo con palabras, con voces de hombres. Fue con fuego y piedras y terremotos que lo hizo. Todo se incendió, todo se estaba muriendo. Los hombres que se metieron en el agua fresca para escapar del fuego se volvieron peces. Los que se subieron arriba de los árboles para escapar del suelo que hervía se convirtieron en monos. En pájaros volaron los que saltaban a las rocas altas. Y los que se arrastraron o agacharon, o se pusieron en cuatro patas para meterse en cuevas o esconderse, se hicieron culebras y tlacuaches y tuzas y todos los animales de la creación (Navarrete, 1966, pp. 423, como se cita en Gutiérrez Alfonzo, 2003, pp. 55).

Considero que la cuestión de la transformación de humanos en animales, si bien no es exclusiva de la región del Soconusco, ni de México o Centroamérica, sino de tradiciones de todo el mundo, contribuye a matizar la manera en cómo se ha considerado este fenómeno y cómo se ha expresado en la oralidad.

En la región que trabajo, el nahual adquiere distintas connotaciones: puede ser aquella persona que posee el conocimiento para transformarse, a veces llamados brujos o chimanes;5 también la afinidad espiritual que se tiene con algún animal –una especie de animal protector–, la cual es adquirida al momento de nacer o porque algunas personas hacen pacto con el mal para adquirir el poder de transformarse.6

El motivo de la persona que se convierte en animal para robar es uno de los más recurrentes que hallé en relatos procedentes de la región. Aquí, la persona suele estar calificada negativamente, como en la siguiente versión, que alude a la noción de “pícaro”, en cuyo caso se une para referirse a una persona que engaña o miente con la finalidad de robar:
Se hablaba del nahual, era el que se podía convertir en su nahual, incluso podían ir a robar pollos, ir a robar así, toda esa historia que había hombres, decían, son tan pícaros que se convierten en animales y van a robar (Janett Julissa López, comunicación personal, 29 de diciembre de 2019).7

En ocasiones, la persona se transforma en algún animal doméstico, generalmente en gatos, para pasar desapercibidos y poder meterse a las cocinas para robar la comida:

Al igual cuentan de hace mucho tiempo, dicen que así una señora hizo tamales en su casa pero no invitó a su vecina, y ya en la noche entró un gato, estaba sacando tamales, dicen que la señora lo empieza a agarrar, lo empieza a golpear, dicen que al otro día cuando amaneció, amanecieron con que la vecina ya se había muerto porque dicen que amaneció bien golpeada (Rogelio Anselmo Pérez Pérez, comunicación personal, 6 de enero de 2020).8>

En esta versión, se entiende que la persona se transforma para entrar a robar, pero con el antecedente de no haber sido invitada a la cocina, lo que le añade, también, un posible motivo de venganza. La alusión a la transformación aparece al final de esta breve versión, de manera implícita. Esto se deduce –o confirma– en el desenlace, a partir de otro motivo recurrente, generalmente asociado a la transformación en estos relatos: el descubrimiento del transformado y el castigo al ladrón. En este sentido, el nahual estaría relacionado al concepto del espíritu asociado a un animal. Esta creencia se basa “en la exteriorización de una entidad anímica y en su inclusión con otros seres [donde] la suerte del ser ocupado y la del que remite su identidad anímica están tan vinculadas que la muerte o el daño sufrido por uno repercuten en el otro” (López Austin, 1996, p. 430). Una reminiscencia acerca de esta repercusión del daño se puede hallar en un texto de Francisco Antonio Fuentes y Guzmán (1882), donde narra cómo el caudillo Tecún Umán toma la forma de un águila o quetzal, el cual fue herido por Pedro de Alvarado, dándole muerte en Xelahú, en 1524:

no debe ser menos memorable, en lo acaecido en nuestras Indias occidentales, lo que pasó sobre la toma de Quetzaltenango: porque viendo los indios de todo aquel país la constancia, valor y inflexibilidad de los nuestros españoles, procuraron valerse contra ellos de mayores fuerzas que las humanas, porque viendo que no bastaba el que con sus poderíos se hubiesen juntado los diez gobernadores ó grandes de aquel pueblo, cuyo dominio y mando se extendía en cada uno de ellos sobre ocho mil súbditos, trataron de valerse del arte de los encantos y Naguales; tomando en esta ocasión el demonio por el rey de el Quiché, la forma de águila, sumamente crecida, y por otros de aquellos Ahaus, varias formas de serpientes y otras sabandijas. Pero entre todas esta águila, que se vestía de hermosas y dilatadas plumas verdes, volaba con extraño y singular estruendo sobre el ejército, pero procurando siempre enderezar todo el empleo de su saña contra el heroico caudillo D. Pedro de Alvarado; mas este ilustre adalid, sin perderse de ánimo ni pausar jamás su marcha, tomando una lanza en la mano, sin desmontarse, la hirió con ella tan diestro, que vino muerta á la campaña, donde la acometieron dos perros que eran del general D. Pedro de Alvarado [...]. Y á esto alude, aunque mi Castillo no se explica, por faltarle el conocimiento de estos encantos de Naguales, lo de la india gorda hechicera. Hallaron en esta ocasión muerto al rey Tecúm, con el mismo golpe y herida de lanza que recibió el pájaro (Fuentes y Guzmán, Tomo 1, pp. 50-51).

Aunque podría decirse que más que transformación es una transmutación, traslación o, incluso, posesión. Por lo regular, la idea de este acto se inclina al cambio de forma. Por eso, suelen anunciarse mediante dos fórmulas: “se convierten en animales” y “tienen nahual”.

Por lo regular, los nahuales que entran a robar comida adquieren la forma de un animal doméstico, de manera que pueda introducirse en el interior de una casa o una cocina. En cambio, los que roban en el exterior –animales de granja, por ejemplo– suelen convertirse en animales de monte, como un coyote, siempre dependiendo de lo que busquen apropiarse:

Los nahuales aquí antes a lo mejor había, pero orita no. Se oye mucho en Guatemala, que baja y que nomás se convierte en coyote; y ya después dicen que viene a buscar comida, se los carga y se lo lleva a traer, se lleva a las gallinas, guajolotes, todo lo que caiga (Raymundo de León Roblero, comunicación personal, 25 de noviembre de 2020).9

La siguiente versión explica de manera más precisa que la transformación va de acuerdo con las acciones comunes del animal del que se toma forma:

Que se iban al monte y que se daban tres vueltas y se volvían gatos, marranos, caballo. Eso decían, eran los nahuales. El gato se metía a las casas a comer pan o carne; el marrano se iba a comer el maíz de la gente; el caballo, ahora sí que a joder a la yegua al campo. Eso era lo que hacían, según la historia de mi papá; y sí, dicen, que sí (Francisco Roblero Velázquez, comunicación personal, 28 de noviembre 2020).10

Así, las vueltas para convertirse suelen hacerse en el campo, en el monte o cerca de un río, por lo regular en las noches, que es el momento propicio para escabullirse entre la comunidad. Suelen tratar de escapar de la vista de las personas para evitar que su secreto sea descubierto.

Ahora bien, de los nahuales no siempre se dice que roben algo; también pueden transformarse para hacer otro tipo de daño o simplemente para molestar. En las versiones de una leyenda, que suele titularse La cocha enfrenada, muy común en el lado de Chiapas, se cuenta que los nahuales se convierten en coches11 para agarrar y revolcar a las personas que se encuentran con ella, o para hacer maldades relacionadas con actos brujeriles, o simplemente para molestar:

Aquí decían la cocha revolcadora, eso sí realmente decía la gente que era un nahual, gente que se hacía animal. [...]. Dicen que ahí vivía un señor, era chimán el señor, pero saber qué dejaría hecho antes de morir el señor y como mis papás apenas empezaban a vivir, que se pasaron acá, la rentaron; pero igual le hacían cualquier cosa a mi mamá y a mi tía también le hacían cosas, decía que a veces de noche mi papá salía y ahí mi mamá se quedaba planchando y bien decía ella que en la puerta como que un animal se iba como que a rascar la espalda y a veces le hacía ahí del baño, dice mi mamá que bien cómo apestaba feo (Maynor Josué Arriaga de León, comunicación personal, 4 de enero de 2020).12

Y él decía que su mamá se convertía en cocha. Pero cuál era la situación, que su mamá hacía trabajos de no sé qué y era una persona muy mala, él mismo lo decía (Abel Leopoldo Pérez González, comunicación personal, 3 de enero de 2020).13

En una leyenda procedente de Unión Juárez, Chiapas, se supo de una señora que se convertía cuando encontraron a un gato muerto y ella, a los tres días, falleció. De igual manera, se afirma que solía hacer maldades:

Cuando ella murió el gato estaba tirado como a tres cuadras de mi casa, era un gato negro feo, y a mí no me gustan los gatos, y ya de ahí a los tres días muere la señora, pero porque dicen que un señor mató al gato, entonces dicen que si matas a su nahual automáticamente muere la persona. Pues no sé por qué dicen que tenía sus días para convertirse. A veces, digamos, una señala, era persona, no le pasaba nada, a otra semana sí ya se convertía en un gato, otras personas en aves, en búhos, en lo que sea que tengan su nahual, pero ella jugaba con magia negra, hacía maldades aquí (Eldisa Salas Verdugo, comunicación personal, 8 de enero de 2020).14

En varias versiones, se puede ver que sólo se conoce ex post factum si una persona se convertía en su nahual. Una vez que se halla un animal muerto se relaciona con una persona que también falleció al mismo tiempo o en la misma noche, o viceversa, cuando muere una persona y coincide con la muerte de un animal. En el ejemplo del gato y la señora, aunque no sucede al mismo tiempo, se emplea el tópico “tres”. Entonces, la coincidencia no radica en que se hayan muerto el animal y la persona al mismo tiempo, sino en un lapso de días triádico.

El motivo de la transformación en las leyendas de nahuales es un elemento fundamental, dado que aquélla, ya sea para robar o dañar, suele desarrollarse al grado de ser el tema o, por lo menos, el motivo nuclear sobre el que se desenvuelven otros motivos, como el del engaño al nahual, el castigo por robar o el descubrimiento del ladrón.

La transformación de una persona en animal también se puede hallar en los cuentos maravillosos, pero no son temas ya sobre los nahuales ni brujos, sino una cuestión propiamente de la maravilla. En un cuento procedente de Unión Juárez, Chiapas, titulado Juan y la hija del diablo, el héroe debe buscar a la hija del diablo para que regrese a vivir con él: vivían juntos hasta que ella lo deja, después de que él descubriera de quién era hija. En el camino, se encuentra con unos animales, que le piden ayuda para repartir de manera justa un trozo de carne entre ellos. Agradecidos con Juan, deciden ayudarlo, dándole partes de algunos animales: la hormiga, una patita; el gavilán, una pluma; el coyote, un pelo:

Y bueno le dieron de todo, así es que podía convertirse en lo que él quisiera. Entonces conoció al aguilón:
–Oiga, ¿dónde queda Tonis de Opa?
–Yo conozco, pero ahorita estoy cansado, no puedo ya mostrar. Mañana salimos en la tarde para llegar de noche. Bueno, pero yo vuelo, ¿y tú cómo le vas a hacer?
–Puedo volar –dijo.
–¡Aguilón y gavilán te conviertas!
Y se fueron, y él preguntaba dónde vivía el diablo.
–Allá está su casa y tiene sus hijas.
Y una hija de esas era la que vivía con él. Y llegó ahí. Primero estaba en gavilán volando, cuando viene el diablo y va a sacar su rifle a quererle dar su balazo. Y de repente se bajó aquel sin que se diera cuenta el diablo y se convirtió en un pajarito, pero bien precioso, y el diablo lo quería agarrar y no se dejaba. Y de la muchacha sí se dejó agarrar bien.
–Hay que hacerle una su jaula, pero bien preciosa.
La muchacha le fue a dar su comida a las seis de la tarde y cuando lo fue a tapar, se convierte aquel en hormiga y se le prende en la media, pues la muchacha dormía bajo siete llaves, la tenía bien cuidada el diablo. Cuando ella se dio cuenta, ya estaba el Juan adentro.
–¿Y cómo hicistes?
Le empezó a platicar. Dice:
–Mañana te vas a meter otra vez de nuevo en la jaula porque mi papá te va a matar, no lo conoces.
Ya estaba el pajarito en la jaula, cuando le dijo la muchacha:
–Yo le voy a preguntar a mi papá dónde tiene la vida –dice que dijo.
Fue con su papá.
–Si quieres te despulgo, papa.
–Sí, hija.
Empezó a despulgarlo.
–¿Dónde tienes la vida, papa?
–¡Traición, traición!
–¿Cómo te voy a traicionar?, si soy tu hija más querida.
Y bueno, lo bailó.
–Ah –dice–, allá en la laguna está un cuerpespín, y ese cuerpespín hay que abrilo y de ahí tiene que salir un pichón volando y el pichón lleva un huevo adentro –dice–, hay que matar al pichón, y ese huevo me lo tienen que quebrar en la frente, es mi vida (Enrique Pérez Soto, comunicación personal, 31 de diciembre de 2018).15

En esta versión, únicamente cuando se transforma en gavilán se enuncia la fórmula “Aguilón y gavilán te conviertas”. Las siguientes transformaciones carecen de fórmula, pero se deduce, por ejemplo, que cada vez que se convierte utiliza una parte otorgada por cada animal para convertirse en el mismo. Finalmente, Juan logra matar al puercoespín, convirtiéndose en un gran animal –y con un trago de vino y el beso de una princesa: “Y sí, mató el Juan al cuerpespín,16 abrió al animal y salió el pichón volando, pero ya el diablo ya estaba todo jodido, porque era la vida del diablo, pues se convierte en gavilán aquel y lo va a traer, le sacaron el huevo y se lo quebraron en la frente. Ahí murió el diablo.” Así pues, el motivo de la transformación en animal para sortear obstáculos provoca, además, el encuentro con la amada, dando ocasión para revelar el secreto de cómo matar a su padre, librar la dura batalla contra el puercoespín y, posteriormente, quitarle la vida al diablo.

Como se puede notar, la transformación de una persona en animal tiene distintas funciones y distintas consecuencias. En las leyendas, los humanos pueden transformarse, pero por lo regular el propósito de hacerlo es negativo. Al final, las personas que lo hacen pueden ser derrotadas o castigadas por las afectadas. Esto se podría explicar si se considera que el conflicto es entre humanos, no obstante que el nahual posea el conocimiento para hacer la transformación –lo que no ocurre con entes de un plano no terrenal, como el Cadejo, el Maligno o el Malaires, quienes nunca podrán ser vencidos. Por su parte, en los cuentos maravillosos la transformación del protagonista en animal es para poder sortear obstáculos. Y ésta en sí no representa el mismo asombro o miedo, ni tiene el mismo efecto que en las leyendas. El valor de ficción del cuento permite que la transformación se tome con naturalidad, porque forma parte de las reglas de ese mundo, el maravilloso, y su función es otra: darle al protagonista las herramientas necesarias para cubrir sus defectos o potenciar su fuerza, con el fin de salir triunfante ante las adversidades y derrocar a sus oponentes.

En la tradición oral de la región, el motivo de la transformación puede estar configurado de otra manera y tener otras funciones y propósitos, en las cuales ya no se involucra a un nahual precisamente, sino a animales o entes que cambian de forma repentinamente. Un caso muy particular aquí se da en aquellas leyendas sobre el Cadejo, el cual, se cuenta, se les aparece a aquellos que andan borrachos:

El abuelo contaba mucho, por ejemplo, del Cadejo, que son esos cuentos comunes, pero que cuando él antes se echaba los tragos le salía un animal, un perrito que se iba haciendo grandote y que se lo llevaba a él a cierto lugar y que a veces aparecía él en otros lugares donde él no se daba cuenta, entonces a veces ya resultaba montado en el Cadejo. Eran sus historias, que a veces terminaba perdido y la abuela tenía que irlo a encontrar por ahí, a veces se quedaba tirado, entre el monte o en alguna orilla de los ríos donde se lo llevaba el Cadejo (Fray Juan López Bravo, comunicación personal, 14 de enero de 2019).17

Aunque el Cadejo se considera por quien narra un animal, así se enuncia, la percepción de las personas, en el fondo, es que se trata de un espíritu o espanto, por general, un Malaire, que tiene la capacidad de convertirse en cualquier cosa. Esto ocurre porque en esta tradición los personajes llegan a estar estrechamente relacionados entre sí, de manera que uno puede convertirse en otro. Desde una perspectiva cristiana, representa a un demonio o al Maligno –Satanás, Lucifer–, que transforma su apariencia para causar daño o para engañar a alguien. Sin embargo, el motivo de la transformación en estas leyendas pasa a segundo plano. Es más bien una de las características del Cadejo, pues, aunque suele referirse a esta situación en diversas ocasiones y pueda inferir en el grado de sorpresa o espanto que provoca, llega a sustituirse por otros elementos, que lo dotan de rasgos sobrenaturales –ojos rojos o como de lumbre, algunos sonidos anormales que produce, etc.– y que contribuyen a los mismos fines: hacer algún daño, cuidar o, en ocasiones, ser inocuo. La transformación en estas versiones suele expresarse al inicio de la narración:

En otra ocasión tuve la oportunidad de ver el Cadejo, que antes salía mucho el Cadejo y se le aparentaba a un animalito, y tan de repente ya se volvía un animal grande y lo ponía uno todo escalapiñado (Lorenzo Agustín Pérez, comunicación personal, 10 de enero de 2019).18

Ése se le forma un animal pequeño, se forma un animal grande, lo pesa a usted (José Luis de León, comunicación personal, 9 de noviembre de 2020).19>

Cuentan que es un animalito, después se vuelve grande y se cambia de diferentes formas, a veces los han visto como perros. Dicen que la persona que lo ha visto, dicen que se queda, ya no hablan, o se mueren (Irma Mazariegos, comunicación personal, 29 de diciembre de 2019).20

Se habla también del Cadejo, que se transforma en perro, en gato, en caballo, en ser humano. Ése ha matado algunas personas, ha matado muchas personas (Byron Clodomiro Gramajo, comunicación personal, 10 de enero de 2019).21

En este sentido, entonces, considero que este motivo, aunque es interesante, poco o nada se desarrolla, pero funciona casi como una especie de fórmula. Resulta en un motivo motor, con el que inicia la narración, como una forma de apertura del texto.

La transformación puede ocurrir no sólo en seres animados; también es frecuente encontrarlos en objetos, por lo regular aquellos que representan cierto valor monetario. Así ocurre en relatos en los que el dinero, el oro o un tesoro, se transforma en un objeto de menor o nulo valor: tierra, carbón, polvo, excremento o basura.

En un relato recopilado en Chiapas, el protagonista, llamado don Jesús o don Chus, se aventura a ir a una cueva para ver si encuentra algo de dinero o, por lo menos, trabajo. Al salir del otro lado de la cueva, observa a lo lejos una ciudad. Decide ir hacia allá, pero en el camino observa a un hombre que “venía a su encuentro”. Éste le pregunta de dónde viene y qué anda haciendo ahí. Don Chus le dice que es muy pobre y que está viendo si consigue algún dinero. El hombre le dice que le va a dar dinero, con la condición de que no le diga a nadie sobre ese lugar, ni que mencione lo que obtuvo. Le llena el sombrero de puras monedas rojas y le ordena marcharse. Después:

ya luego se sale, ya sale a la claridad y cuando mira el sombrero ya no era dinero, ya era puro carbón, entonces dice él “ah, este carajo me engañó”, y riega ahí, vacía el sombrero, pero ya eran ya como las cinco de la tarde, hasta eso ni comió su comida porque él andaba su desayuno. Ya luego sale un don, que se llamaba Amado Aguilar, vivía en ese junto a la salida de la vereda, y se le queda viendo al Chus, venía todo enlodado:
–¿Y qué, Chus, estás tomando?, ¿o te juistes a meter allá en el hoyo?
Fue lo primero que dijo Chucho:
–Sí, pero...
–¿Y qué encontrastes?
Y ya empezó... El hombre aquel le dijo que no dijera nada, pero él empieza a decir:
–No, entré allá, encontré un hombre, me dio dinero; pero cuando salí afuera ya no era dinero, era carbón.
Y le dice el hombre:
–¡Chus!, pues ese carbón lo ibas a llevar, lo ibas a echar en tu cajón y ahí en tu cajón se iba a convertir en dinero.
–Pues vayamos, vayamos a ver.
Vuelven a regresar, llegaron al lugar donde él había tirado el carbón:
–No, aquí lo tiré –dice.
–Ah, ya se lo llevó aquel (Hermelindo González, comunicación personal, 31 de diciembre de 2018).22

Al final del relato, se dice que don Chus enfermó de repente: “se le va de la mente, empieza a hablar solo, a vivir solo.” Algunos pensaban que sufría alucinaciones pues decía que sus hijos vivían en México y que llegaban a visitarlo de la cueva en un caballo con alas. En esta narración, el dinero se convierte en carbón debido al desconocimiento de don Chus acerca de conservarlo, guardarlo en su cajón y esperar a que nuevamente se convirtiera en dinero. Cuando se entera de ello, regresa a buscarlo, pero ya no lo encuentra, pues violó el acuerdo de no compartir el secreto. En cuanto a la posterior locura del protagonista, la única relación que se establece con la narración es una aparente obsesión que desarrolla con la cueva, de donde, según él contaba, llegaban a visitarlo sus hijos. Si se toma en consideración esto último, podría inferirse que el motivo de la transformación del objeto otorgado en algo de menor valor es nuclear, en tanto que tiene como consecuencia las siguientes acciones: don Chus al ver el carbón, lo deshecha, lo cual provoca que, al sentirse engañado, cuente el secreto y que, al regresar acompañado, el carbón haya desaparecido, lo que a la postre le generara cierta obsesión con la cueva, desencadenando su locura.

En otra versión, también chiapaneca, el protagonista –de quien no se dice su nombre–, al ver que en lugar de dinero tenía carbón, revela el secreto y, así, pierde todo lo que le habían dado:
Antes de regresarse, él dijo que lo que había visto y lo que le había dado no se lo iba decir a nadie, que no iba contar nada de lo que había pasado. En eso el señor se regresó contento con su sombrero lleno de oro y al momento de salir de la cueva ya era noche, eran como las ocho, entonces él vio su sombrero y dice que lo que tenía era carbón. Entonces para salir de la cueva salió del camino hacia el pueblo que [se] ve allá, hasta el de abajo, Córdoba. Salió y que se encuentra a otro señor y que le empieza a contar lo que había pasado, y entonces el señor le contestó:

–Tú no debiste de haber dicho nada, lo único que debiste haber hecho era meter ese carbón en tu cajón y cuando iba a amanecer se iba convertir en oro.
Y desde ese tiempo dicen que ese señor se empezó a volver loco, se volvió loco (Rogelio Anselmo Pérez Pérez, comunicación personal, 6 de enero de 2020).23

En ambas versiones, la transformación del dinero está ligada a la pérdida de la suerte por compartir el secreto. En este sentido, el motivo es indispensable para que el protagonista cuente lo que pasó y pierda el dinero, puesto que lo trae consigo. Así, pues, el motivo de la transformación se puede hallar formulado de distintas formas y sus consecuencias son diversas. Este motivo seguirá encontrándose en varios relatos de distintas tradiciones. Según se vio aquí, la transformación puede funcionar, a veces, como motivo motor que contribuye a iniciar la narración; a veces, como motivo nuclear o temático, por ejemplo, en las historias de nahuales. Pero también, su función puede ser positiva para el héroe del cuento maravilloso. En ocasiones, se encontrará para fi nalizar un texto, como prueba de las consecuencias de los malos actos de las personas: por ejemplo, al hacer un pacto con el mal, según se puede ver en una versión sobre un hombre que se empactó a cambio de mucho dinero, pero cuando murió y lo estaban velando alguien abrió su ataúd y “puro ladrillo encontraron” (Rubén Martínez Fuentes, comunicación personal, 11 de noviembre de 2020).24 Finalmente, este breve acercamiento es una muestra no sólo de los distintos usos y funciones que el motivo de la transformación adquiere en los relatos, también evidencia parte de la riqueza narrativa de la región fronteriza entre México y Guatemala, la que, si bien podría hallarse en correspondencia con distintas tradiciones de otras regiones, tiene sus particularidades en cuando a la manera de enunciar y construir sus relatos.

Referencias

Álvarez Ávalos, l. (2019). El terco que se empecina, al fi n descubre la mina. Temas, motivos y personajes de la Guachichila: la caracterización de una zona minera a partir de su literatura tradicional. [Disertación doctoral]. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis.

Corominas, J. (1987). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, tercera edición muy revisada y mejorada. Madrid, España: Gredos.
Diccionario de la Lengua Española en línea (2022), Edición Tricentenario.

Fuentes y Guzmán, f. A. de (1882). Historia de Guatemala ó Recordación florida, Tomo 1, Luis Navarro (ed.) y D. Justo Zaragoza (notas e ilustraciones). Madrid, España: Biblioteca de los Americanistas.

González, A. (1990). El motivo como unidad narrativa a la luz del Romancero Tradicional. [Disertación doctoral]. Ciudad de México: El Colegio de México.

Gutiérrez Alfonzo, C. (2003). El alba y el maíz. Otra mirada sobre la literatura de México. [Tesis de maestría]. Xalapa: Universidad Veracruzana.

López Austin, A. (1996). Cuerpo humano e ideología. Concepciones de los antiguos nahuas. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Luis Rosales, C. (2003). Etnografía de la práctica religiosa mam del Soconusco. Del Ajq’il al pastor evangélico. [Tesis de maestría]. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Rodas Suárez, L. (2022). Motivos, fórmulas y tópicos en la narrativa de tradición oral de una región entre México y Guatemala: los volcanes Tacaná y Tajumulco. [Disertación doctoral]. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis. 

Notas

1 Este artículo se deriva y forma parte de mi tesis doctoral, titulada Motivos, fórmulas y tópicos en la narrativa de tradición oral de una región entre México y Guatemala: los volcanes Tacaná y Tajumulco. La mayoría de los relatos que aquí atenderé los recopilé para dicha tesis.

2 Parto de la teoría de los niveles de articulación del relato. Aurelio González, siguiendo el modelo de Cesare Segre y el propuesto en el estudio del romancero hecho por Diego Catalán y el Seminario Menéndez Pidal, planteó la articulación de los niveles de organización –discurso, intriga, fábula, modelo actancial– para el análisis narratológico, especificando su relación con los planos del discurso y del contenido. A grandes rasgos, pueden correlacionarse en tres enlaces, que van de lo concreto a lo abstracto. De tal manera que en el primer nivel, el discurso, se hallan las invariantes semánticas que ponen de manifiesto su estructura y sus posibilidades de variación (González, 1990, pp. 132-133). Son elementos semánticos que corresponden a un lenguaje figurativo. Aquí se encuentran las fórmulas, descripciones, epítetos, etc. En el segundo nivel, la intriga/fábula, están los motivos, es decir, las unidades mínimas narrativas de significación y la relación entre su organización y su causalidad. El tercer nivel, la fábula, conforma las unidades de mayor abstracción y ya no son necesariamente mínimas, sino que comprenden, incluso, la totalidad de un relato, esto es, el tema. Finalmente, el cuarto nivel, el modelo actancial, corresponde a un nivel de abstracción aún mayor y atañe a la identificación de contenidos míticos, ontológicos, de relaciones de opuestos complementarios que expresan estructuras funcionales y temporalizan elementos abstractos (pp. 132-133).

3 Quiero aprovechar este espacio para corregir una errata en mi tesis, pues menciono que “la unidad mínima narrativa de significación en el primer nivel –discurso-intriga/fábula– es el motivo” (Rodas, 2022, pp. 161-162), pero debería de decir “en el segundo nivel”. No es el primero, ya que éste corresponde a la relación entre el plano del discurso y el de la intriga.

4 Principalmente, se consideran aquí tres funciones, que, por ejemplo, Lilia Álvarez Ávalos (2019), siguiendo las definiciones de Aurelio González, ha denominado motivo motor, que se relaciona con las unidades del plano discursivo pues puede funcionar como fórmula de inicio y se caracteriza por ser el desencadenante de la trama. El motivo nuclear, que se halla en el nivel de la intriga, es la acción principal; el motivo temático, el cual estaría cercano al asunto general de lo que trata el texto, estaría más relacionado con un nivel más abstracto y de desarrollarse suficientemente puede coincidir con el tema.

5 El significado de este término también varía desde la perspectiva de los habitantes mam. Por lo común, y como sucede con el nahualismo, depende de la filiación religiosa que profese cada persona. También se les puede identificar con el término quiché ajb’ij o en mam chman –abuelo o Señor. Generalmente, se adopta como sinónimo de brujo, que, en muchas ocasiones, contiene una carga negativa o de maldad, resultado de la influencia cristiana (Luis Rosales, 2003, p. 139).

6 Según López Austin (1996), “podemos considerar que el nagualismo, en la concepción esotérica, es un tipo de toma de posesión que realizan hombres, dioses, muertos y animales, remitiendo una de sus entidades anímicas, el ihíyotl o nahualli, para que quede cubierto dentro de diversos seres, entre los que predominan animales, o directamente al interior del cuerpo de sus víctimas. Esto explica un sintagma registrado en Molina que se refiere a la toma de posesión. Traduce “aparecer en figura de alguna cosa” como itla ipan ninoquixtía, que significa literalmente “yo me manifiesto en algo”. Para el término “endemoniado”, Molina da ític monahualtían Tlacatecólotl, literalmente, “‘el Demonio se hace nahualli en el interior (de alguien)’” (p. 429).

7 51 años, docente. San José El Rodeo, San Marcos, Guatemala. Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

8 20 años, mesero. Santo Domingo, Unión Juárez, Chiapas. Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

9 74 años, agricultor y carpintero. Talquián, Unión Juárez, Chiapas. Recogió: Luis Rodas Suárez.

10 64 años, policía retirado, ascendencia mam. Talquián, Unión Juárez. 28 de noviembre 2020. Recogió: Luis Rodas Suárez.

11 Una forma de llamar a los marranos o puercos.

12 20 años, estudiante y barman de la Casa Grande. Santo Domingo, Unión Juárez,Chiapas. Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

13 70 años, coordinador de la cocina de la Casa Grande. Santo Domingo, Unión Juárez, Chiapas. Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

14 20 años, estudiante, vive en el ejido Agustín de Iturbide. Ejido El Águila. Recogieron: Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

15 20 años, estudiante, vive en el ejido Agustín de Iturbide. Ejido El Águila. Recogieron: Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

16 Puercoespín.

17 55 años, maestro de educación primaria, originario de Palo Gordo. Esquipulas de Palo Gordo, San Marcos, Guatemala. Recogió: Luis Rodas Suárez.

18 68 años, Segundo Concejal de la Municipalidad de Pajapita. Pajapita, San Marcos, Guatemala. Recogió: Luis Rodas Suárez.

19 José Luis de León, 70 años, taxista. El Carmen, Malacatán, San Marcos, Guatemala. Recogió: Luis Rodas Suárez. La expresión “pesar” –lo pesa, lo pesó, la persona se pesa, lo pesa a usted, etc.– es una expresión común en la región para referirse a la sensación de sentir el cuerpo pesado, incluso acompañado de mareo, debido al susto

20 68 años, tendera. San José El Rodeo, San Marcos, Guatemala. Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

21 53 años, nativo de Tumbador, creció en una finca cercana de café, jefe de la policía municipal y encargado de comunicación social. Estudió hasta tercero de primaria. Tumbador, San Marcos, Guatemala. Recogió: Luis Rodas Suárez.

22 71 años, ejidatario, tendero, cafetalero, promotor y activista mam. Córdoba de Matasanos, Unión Juárez, Chiapas. Recogió: Luis Rodas Suárez.

23 20 años, mesero. Santo Domingo, Unión Juárez, Chiapas. Recogieron: Diana Catalina Escutia Barrios y Luis Rodas Suárez.

24 73 años, agricultor. Tumbador, San Marcos, Guatemala. Recogió: Luis Rodas Suárez.

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