El Pez y la Flecha. Revista de Investigaciones Literaria

DOI: 10.25009/pyfril.v3i7.120

Sección Redes

Vol. 3, núm. 7, septiembre-diciembre 2023

Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias, Universidad Veracruzana

ISSN: 2954-3843

La sirena, un mito pluricultural y sincrético: exploraciones en la narrativa oral en América Latina

The Mermaid, a Pluricultural and Syncretic Myth: Explorations in Latin American Oral Narrative

Fernanda María Martínez Reyes orcidBarrientos0009-0008-5487-0534a

aBugenhagenschule, Alemania, ferme9@gmail.com

Resumen:

Este artículo hace un pequeño recorrido por la tradición oral y la cultura popular en torno al personaje mítico de la sirena en América Latina. Se presenta una serie de leyendas, creencias populares y otros etnotextos de diferentes regiones del continente americano que nos revelan los orígenes, los modos de actuar, el papel que desempeñan, sistema de valores y normas de la conducta, pero también los peligros que se corre al enfrentarse con una de ellas. Este pequeño corpus permite apreciar las sorprendentes similitudes con la tradición universal y revela que estamos frente a un mito pluricultural y sincrético.

Palabras clave: sirena; literatura oral; mito; leyenda.

Abstract:

This article aims to provide an overview of the oral tradition and popular culture surrounding the mythical character of “La Sirena”, in Latin America. The article presents a series of legends, popular beliefs and other ethnotexts from different regions of the American continent that reveal the origins, the ways of acting, the role they play, the system of values, norms of conduct, as well as the dangers that one can face when confronted by a “Sirena”. The small corpus gathered in this article highlights the surprising similarities with the universal tradition and reveals that we are in front of a pluricultural and syncretic myth.

Keywords: mermaid; oral literature; myth; legend.

Recibido: 6 de marzo de 2023

Dictaminado: 10 de junio de 2023

Aceptado: 03 de julio de 2023

Péscame una sirena, pescador sin fortuna que yaces pensativo del mar junto a la orilla propicio es el momento porque la vieja luna como un mágico espejo entre las olas brilla han de venir hasta esta rivera una tras una mostrando a flor de agua su seno sin mancilla y cantarán en coro, no lejos de la duna su canto que a los pobres marinos maravilla (Molina, 1959, p. 103).

La sirena es un personaje mítico universal que continúa vivo en el imaginario colectivo popular. Aunque sus orígenes están ligados con la literatura clásica, se ha ido adaptando a los tiempos y a las diversas culturas. Sus representaciones en la literatura y en las artes son innumerables. Los espacios acuáticos, como los ríos, los lagos, el mar, se consideran muy propicios para la aparición de estos seres. Ello se debe a que las corrientes de agua se consideran fronteras simbólicas con el más allá. Y por eso, se piensa que es más fácil tropezarse con ellos en tales espacios o en sus cercanías. La misma Llorona, seguramente la más importante y difundida de estas leyendas, se dice que tiene propensión a aparecerse en los lugares donde hay corrientes de agua. No es extraño, por eso, que también en la tradición oral hispanoamericana abunden las leyendas acerca de sirenas y que se mantengan fieles a dos tópicos que desde tiempo inmemorial se asocian a estos seres, conforme a lo que indicaba Juan Francisco Blanco (1992): “dos son las ideas fundamentales que sobreviven en la tradición oral ligadas a la sirena: su canto, siempre peligroso, y la maldición que sufren” (p. 275).

En la creencia popular hondureña, la sirena, sufre su eterna maldición por haber desobedecido la norma de abstenerse el Viernes Santo de bañase en ríos, pozas, mares, lagos. La mujer que no respete esa obligación se creía que se transformaría fatalmente en sirena. El siguiente relato lo revela:

La niña que se convirtió en sirena

Los viejitos siempre le dicen a uno que es pecado bañar en Semana Santa. Mi abuelita nos contaba que una niña vecina se escapó al río a bañar en pleno Viernes Santo. Dicen que cuando oscureció no aparecía la cipota,1 y ya era tarde. Pues la empezaron a buscar por todos lados, y se les ocurrió ir al río. Y dicen que ahí estaba la güirra,2 llorando en una piedra, y que tenía ya una cola de pescado. La mamá al verla comenzó a gritar:

–¡Mi niña, mi niña, te me hiciste sirena!

Pero la gente agarró a la mamá, porque dicen que las sirenas jalan a las personas al agua y no vuelven. Y ella ya no era su hija, era ya una sirena. Pues dicen que sólo se metió al agua y se fue. Pero allí quedaron azorando en ese río. Se escuchaba que lloraba (Marilin Acosta, comunicación personal).3

Los pueblos indígenas, como los misquitos o zambos, que habitan en la zona de la selva hondureña y nicaraguense, aún conservan vivas sus creencias acerca de dioses y espíritus; y además, mantienen muchas costumbres y tradiciones de sus antepasados. Ellos dan el nombre de Liwa Mairin a un ser fantástico del tipo de la sirena. Liwa Mairin es la patrona del agua, la dueña y señora de los ríos, lagunas y mares, y quien custodia y administra los recursos marinos. Los misquitos consideran que la Liwa puede ser un personaje tanto femenino como masculino. Los pescadores son quienes con más frecuencia logran verla y quienes sufren más enfermedades causadas por tener encuentros con ella. El personaje de la sirena es muy inquietante y amenazador, ya que puede ser la causante de desapariciones, enfermedades e incluso muertes. Pero también puede ser un ente benéfico y auxiliar a los pescadores, para encontrar peces o langostas. La creencia en la Liwa o sirena se manifiesta en diversos aspectos culturales de la etnia: cantos, danzas, ritos.

Atendamos ahora a una versión contada por una informante misquita:

La Liwa

En mi lugar se escucha mucho hablar de la Liwa o Sirena. La Liwa está en todo tipo de agua, dulce y salada; pero más que todo en el río. La Liwa puede ser un hombre también. Mi abuelita cuenta que una vez ella vio salir unas manos entre unas piedras del río, que salían y se hundían. Ella asegura que era la mismísima Sirena. Y que al día siguiente después de haberla visto se enfermó del vientre, a uno le da mal de orín cuando la mira o cuando lo roza adentro del agua.

Hay personas que se ponen a lavar a orillas del río y la Sirena les jala los niños. Dicen que a los días los regresa, pero con los huesitos quebrados, ya muertos. O a veces sin que uno vea a la Liwa ella lo puede enfermar a uno. Por ejemplo, sí usted se mete a bañar y anda con la menstruación, la Liwa puede enfermarla, uno siente aquella debilidad del cuerpo.

A las Sirenas les gusta hechizar a los hombres. Dicen que los enamora con la mirada cuando van a bucear para sacar langosta, si ella quiere les ayuda pero también los castiga por sacar mucho pescado o langosta, los deja tullidos. Para sobrevivir al mal de la Liwa hay que pedirle ayuda al Sukia,4 solo ellos pueden curarlo a uno (Tagni Lizandra, comunicación personal).5

Por su parte, los garífunas, una etnia descendiente de una población afroindígena de la isla caribeña de San Vicente, localizados en la costa atlántica de Belice, Honduras, Guatemala y Nicaragua, creen y temen a la sirena. La pesca es para ellos una actividad principal de subsistencia, por lo que las ceremonias, ritos y creencias relacionados con el mar y las aguas tienen gran importancia. Para los garífunas, el personaje de la Agayuma, o sirena de río, o de mar, es parte muy entrañable de sus creencias. Apreciémoslo a partir de esta versión narrada por un informante garífuna hondureño:

Agayuma

Cuentan las personas adultas que anteriormente era prohibido ir a bañar a agua, o río, o mar o laguna en Semana Santa, los viernes de Semana Santa. Y que una muchacha se fue sin el consentimiento de sus padres. Se fue a bañar a la laguna, y empezó ella a peinarse su pelo largo. Era bien bonita la muchacha esa.

Y pues de repente, la muchacha no volvió, y ahí se convierte en un espíritu, y le ponen como nombre Agayuma. Y esa es la mujer que sale. Ahora es fea, picuda, pelona. Fea la señora esta. Y ahora ella sale a la orilla de la laguna, siempre como te lo repito, doce la noche o del mediodía. Una superstición de nosotros como garífunas, como negros en esas horas. Son los momentos en el que el diablo está más caliente, y que los espíritus o los malos espíritus salen en su momento (Jonahtan Allen, comunicación personal).6

Las creencias y leyendas acerca de sirenas se hallan dispersas, con plena vitalidad, a lo largo de todo el continente americano. La siguiente versión, nicaragüense, informa que la sirena es una joven que, tras bañarse en un lago, de noche, quedó condenada a ser eternamente una ninfa:

La sirena del Charco Verde

Esta era una muchacha muy bonita, que en una noche se metió al lago de Ometepe a bañarse, y no volvió a salir. Dicen que se convirtió en sirena y llora porque la rescaten. Y algunos hombres que la miran y se acercan y se quedan con ella, y no salen jamás (Pedrosa y Abenojar, 2012, p. 81).7

Reproduciré ahora una versión ecuatoriana que intenta explicar el origen de la sirena, también a causa de una maldición o penitencia por una actitud insubordinada frente a las normas éticas de la comunidad. En este caso, la metamorfosis en sirena es el castigo que recibe una joven por desobedecer las órdenes de su madre:

La hija desobediente que quedó convertida en sirena

Una mamita había que le mandaba a los hijitos que hicieran el mandado. Y se demoraban trayendo el agua. Y, un día, había tenido la mamá tanta urgencia dice:

-Mi hija, vaya a traer agua, pero de urgencia.

Pero la hija no había hecho caso. Le perdonó la mamá por ocasiones. La tercera vez, la misma cosa, y no podía, y no podía la niña. Y rápido, porque se quedaba jugando en el agua. Le encantaba el agua. Entonces, la mamá le había tenido mucha rabia, dizque la había maldecido, y le había dicho que [se quedara en el agua]. Y apareció con la cinturita para abajo [en forma de] pescado. Y por eso se llama sirena. Y ella vive en el fondo del mar. Y que por eso los niños tienen que ser obedientes, para que la mamá no tenga rabia, ni los maldiga (González, 2005, p. 518).

Por su parte, la tradición cubana describe a la sirena de la siguiente manera: “La sirena es una mujer muy bella que sale por allá por la costa, y hace el amor con los hombres. Pero esto es en secreto. Los pescadores que lo hacen y no lo ocultan, pierden una parte del cuerpo” (Victori, 1998, p. 92).

Las leyendas acerca de sirenas tienen también gran arraigo en Perú. Atendamos ahora una leyenda que nos describe el enfrentamiento de un marinero con tres sirenas:

Las tres sirenas hacen naufragar a los marineros. El único superviviente se vuelve loco

En la playa de Ancón, que está a cuarenta y cinco kilómetros al norte de Lima, mi tía tiene una casa. Y nos contó que un día vino un marinero, vino solo, sin sus amigos, sin barca, sin nada. Llegó a la playa agarrado a un tronco, llegó hasta la orilla nadando. Pero llegó como loco, tonto... No conocía, no sabía dónde estaba, no reconocía a su familia. Lo único que tenía en la mente eran mujeres que habían visto ellos en el mar. Decía que eran muy guapas, que ellos estaban en la barca... Han pescado normal, y han escuchado unas melodías que nunca antes habían escuchado, preciosas, suaves, una melodía muy suave. Y se han quedado sorprendidos, preguntándose de dónde venía eso. Y han visto tres mujeres en el mar. Y como que los hipnotizaron.

Se quedaron encantados con lo bonitas que eran. Y la barca comenzó a moverse de un lado para otro. Y han caído estos hombres al mar, y las mujeres se han tirado encima de ellos. Y este marinero que cuenta esto se ha podido salvar porque se agarró a un tronco, y los demás hombres desaparecieron.

Y, cuando él volteó, no estaban ni las mujeres ni los hombres. Y nunca más se supo del resto de los marineros (Pedrosa, 1999, p. 133).

A continuación, otro relato peruano acerca de lo que le sucedió a un hombre que contempló a una sirena:.

El hombre que sorprende a una sirena se queda paralítico

En la misma playa de Ancón hay también una escultura de una sirena de bronce igualita que la de Copenhague. La sirena está sentada en unas piedras, y cerca está el muelle de los pescadores. Se dice que un hombre se iba en dirección al muelle a trabajar, a pescar, y que ha visto a una mujer de pelo largo, acariciándole los cabellos a la sirena de bronce. Cuando la mujer ha visto a este hombre, y el hombre también la ha visto, se han visto los dos, la mujer se tiró al agua. El hombre se desmayó, y, al despertar, la mitad del cuerpo la tenía paralizada con hemiplejia (Pedrosa, 1999, pp. 133-134)

Es muy interesante comprobar que las tradiciones indígenas de Perú, y no sólo en las criollas, atesoran este tipo de leyendas. Los miembros de la etnia yagua de ese país tienen entre sus mitos el del joven que se enamora de una sirena y que baja a vivir con ella en un mundo submarino:

La Sirena del tapir

Un día un joven fue a pescar. Al llegar al arroyo vio un tapir. El tapir tiró una fruta al agua. Del agua se le apareció una sirena. Luego que él lo había tocado, él se fue y ella volvió a sumergirse en el agua. El joven se maravillaba de cómo podría ella tener interés en un tapir. Se decidió a hacer la prueba para ver si ella también saldría para él. Tiró la fruta como había visto hacer al tapir. La sirena salió, pero como él se quedó escondido, ella se volvió a sumergir en el agua. El volvió a tirar la fruta dos veces más. La tercera vez, ella salió del todo y fue hacia el joven.

La sirena le preguntó de dónde venía y él le avisó. En seguida, ella le invitó a tomar chicha en la casa de su madre. Él protestó que pues haciendo esto se mojaría, pero ella le aseguró que no se mojaría más que ella. Todavía tenía miedo. En esto ella tomó algunas hierbas, hizo de ellas una poción y la roció sobre él. Entonces fue con ella a la casa de su mamá.

Referencias

Aguayo, M. (1997). Trabajo de investigación etnográfica: testimonios de Senegal, Guinea, España, Brasil, Uruguay y Chile. Literatura tradicional sin fronteras. (J. Pedrosa, Editor). Montreal: Universidad de Montreal.

Alegría, C. (1979). El sol de los jaguares. Leyendas, cuentos y narraciones de la Selva Amazónica. Lima: Ediciones Varona.

Blanco, J. (1992). Brujería y otros oficios populares de la magia. Valladolid: Ámbito Ediciones.

Cobos, B. (2006, mayo-agosto). Recopilación varia de literatura popular: leyendas, cuentos, chistes, canciones y refranes. Culturas

Populares, Revista Electrónica 2. http://www.culturaspopulares.org/textos2/archivo/cobos.pdf

González, S. (2005). La Narrativa oral de Loja y de Ecuador. [Disertación doctoral]. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Molina, J. R. (1959). Antología verso y prosa. San Salvador: Ministerio de Cultura. 

Plath, O. (2009). Folclor Chileno. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica. 

Pedrosa, J. M. (1999). Una colección de leyendas urbanas de Lima (Perú). Revista de Folklore, 220, 132-140. https://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=2205&NUM=220 

Pedrosa, J. M. & Abenójar, A. (2012). La literatura oral en Nicaragua. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. 

Stewart, P. (1991). De la Cultura Yagua reflejada en sus cuentos folklóricos. Revista Folklore Americano, vi-vii, 5-27. 

Victori, M. (1998). Cuba: expresión literaria oral y actualidad. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. 

Notas

1 Cipote, El Salv.,Hond. yNic., “niño (persona que está en la niñez)”. DRAE.

2 Güirro, Hond., que está en la niñez. No en el DRAE.

Nacida en 1993. Nacaome, Valle. Estudiante.

4 Sukia, palabra misquita que significa brujo. No en el DRAE.

5 Nacida en 1991. Puerto Lempira, Gracias a Dios, Honduras. Estudiante.

6 Nacido en 1984. Tela, Atlántida, Honduras. Facilitador.

7 Me lo contó Verónica Fuentes, de cuarenta años, de la Isla de Ometepe.

8 Nacida en 1985. Sao Paulo, Brasil. Profesora.